Llegada a Entrañas

- Haz que tu montura pase... - Mirando al guardia - No tenemos tiempo para malgastarlo con tocanarices - Mientras sube al dirigible.

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Off rol: Por cierto... Como mucho bocina, por que sirenas... xD

Aurea aferra con más fuerza la empuñadura de su espada, durnate unos segundos el brillo de la hoja se deja ver al ser sacada levemente de la vaina.
Las palabras de Ragnar parecen devolverla a la realidad, si no se dan prisa perderán el zepelin y hasta largas horas después no pasaría otro. Y comenzaba a tener prisa por entregar su mensaje...
Aurea suelta la empuñadura con un chasquido de la lengua mientras empuja a la montura a cruzar las tablas de madera que unen la plataforma con el amasijo de madera que se mantiene flotando en el aire. El guardia se interpone al paso de Aurea, haciendo que esta, molesta le empuje hacia un lado, aunque la joven elfa parece la mitad de pequeña que el guardia, este se tambalea hacia un lado con los ojos abiertos como platos.
Tras subir montura y paladina al zepelin mira al guardia que los mira desde la plataforma con aire furioso. Se le escucha decir "Zo...rra"
Aurea al escuchar esa palabra desenvaina su espada, y decidida se lanza a bajar nuevamente del zepelin, sus ojos verdes relampaguean amenazantes.

- !Los malditos como tú deberían ser exterminados de la tierra!-
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Rol off: Por culero =D

La mano derecha de Ragnar se ilumina con un brillo azul tenue, y cuando apunta con la misma a los pies del guardia una esfera azul sale disparada, impactando en los pies del mismo y congelándolo, dejándolo atrapado.
- O te das prisa o me voy sin ti, déjate de tonterías Aurea.

Aurea mira con odio al guardia congelado, deteniendo su estocada en seco.

- Te libras, porque no puedo permitirme el lujo de perder este vuelo... la proxima vez acabaré con tu mísera vida, y te denunciaré ante la Horda.-

Aurea observó de reojo como apartaban las tablas y el zepelin comenzaba a moverse. Se giró rápidamente y corrió de nuevo hacia el artefacto volador, llegando al límite de la plataforma y dando un largo salto quedando colgada del zepelin. Con fuerza logró pasar al interior.

- Si no he acabado con él no es porque vos me dijerais nada.-

Gruñó la joven elfa volviendo a envainar su espada.

- Sino porque tengo prisa y no puedo perder más tiempo...-

- Si, supongo que si - Hace un gesto como diciendo "Lo que tú digas..." y camina hacia la proa de la nave sentándose allí, con los pies colgando mientras el aire movía su larga melena carmesí. Dejó escapar un largo suspiro mientras se quitaba el bastón de la espalda, dejándolo en el suelo.

Aurea miró el zepelin con cierta añoranza, recordaba la primera vez que había viajado en uno de aquellos trastos. Bajó las escaleras hasta una improvisada cuadra que había en el interior del zepelin.

- Así que nada de monturas...-

Suspiró dejando en el interior a su zancudo y cerró de nuevo la pequeña verjita. Subió lentamente las escaleras quedándose más o menos a la mitad, dejando caer su cuerpo hacia un lado, apoyándose con los ojos cerrados en la fría pared.

- Tol-kae... realmente intento no meterme en problemas...-

No deseaba volver al lado de Ragnar, eso, solo forzaría que la odiara antes de tiempo, como todos acababan haciendo tarde o temprano. No les culpaba por eso... Al fin y al cabo la culpa era suya, pero no podía evitar ser así.
Se dejó escurrir lentamente por la pared hasta quedar sentada en la escalera con la mirada perdida. Cuando entregara el mensaje todo iría mejor...

El Elfo empezó a cavilar... No sabía dónde iba a terminar el viaje, ni cuanto iba a durar. Pero Ragnar tenía muchos planes... Y Aurea encajaba bastante bien con ellos. Quizá ya tuviera alguien más a quien unir a su causa. De todas maneras era pronto para comentar nada, a penas se conocían.
- Espero que me sirva... - Murmuró para si.

Durante horas se mantuvo allí sentada, sin moverse. Incluso cuando su estómago reclamó algo de comida se sintió demasiado pesada para rebuscar en sus fardos algo que llevarse a la boca.

- Vino... -

Murmuró para sí. Tal vez debería haber aprovechado para comprar una antes de partir, pero como siempre, lo pensaba demasiado tarde.

Tras tantas horas, Ragnar se asomó a la escalera que conducía a la cuadra.
- Aurea, estás bien? No quieres venir a cenar algo? La tripulación está en la mesa... - La miraba unos cuantos peldaños más arriba.

Aurea alzó la mirada hasta encontrarse con Ragnar. ¿Cuanto tiempo había pasado desde que había bajado?.

- Sí... ya voy -

Se levantó dejando escapar un quejido. No recordaba haber estado tan cansada, se apoyó en la pared resoplando con disgusto.

- Te encuentras bien? No tienes buena cara... - Se acerca a ella. Realmente parecía que estaba mal. La apoyó en él para ayudarla a subir - Deberías descansar un poco.

Aurea miró extrañada a Ragnar ante el acto de ayuda. La joven intenta apartarse del joven.

- Estoy bien... enserio...-

Sube las escaleras sola, sin mirar a Ragnar.

- Como quieras... - La observó unos instantes caminar hacia arriba durante unos instantes, y luego la sigue - Espero que te guste la comida de los Goblin... Cocinan fuerte. Has probado las almejas picantes a la Goblin?

- ¿Te importa pronunciarlo en Goblin? Tal vez reconozca el plato por su lengua natural. -

Aurea avanzó hacia las cocinas donde estaba ya toda la tripulación, un apetitoso olor del que se sintió atraida hasta ocupar un lugar en la larga mesa, al lado de un viejo orco que se amasaba la barba observando el plato.
La joven elfa miró su plato unos segundos, su estómago comenzó a sonar y se apresuró a probar el plato.

-Woaaaa >_<-

Exclamó la joven mientras cogía otra almeja (¬¬ de esas del mar cochino).

- !Qué hambre!-

La expresión de la joven parece de ¿Felicidad?

Ragnar también tomo asiento cerca de ella y empezó a comer también. Cuando se comió la segunda almeja picante tuvo que hechar mano de la cerveza fría.
- Nunca me acostumbraré a comer de esto... Como pica! - Suspira y le da otro trago a la cerveza, vaciando la jarra. Luego mira a Aurea, que come como si nada - Vaya... Parece que si las habías probado, y hasta te gustan - Se ríe leve y sigue comiendo.

La imagen de Aurea parecía infantil ante el plato de comida, como si hubiera recuperado la energía de golpe, comía las almejas una a una. Miró la mesa buscando algo de vino, resignada cogió una jarra de agua de la cual se llenó un vaso, bebió largos tragos y siguió comiendo.

- Estuve en tierras de goblins algun tiempo... -

Comentó llevándose otra almeja a la boca.

- Cocinan muy fuerte realmente... pero... con el tiempo el paladar se acostumbra.-

- Supongo que si... Yo no creo que llegue a acostumbrarme nunca, cada vez que las pruebo me parece que están más fuertes. Pero no hay picor que no quite una buena cerveza orca - Se lleva otra almeja a la boca y da otro trago de cerveza, relamiéndose.

Aurea come con intensidad hasta el último bocado de su plato, incluso se apresura a devorar con ansias el trozo de pan que le tocaba. Siquiera recuerda cuando fue la última vez que se detuvo a probar bocado.
Cuando terminó su plato se levantó con paso lento.

- Si me disculpais, me retiro a mi camarote.-

La joven elfa abandonó las cocinas dirigiéndose con el estómago lleno hacia su pequeño aposento, donde tras quitarse todas las piezas metálicas de su ropa se dejó caer sobre la cama pesadamente. Estaba agotada!

Ragnar la despidió con la mano sin a penas darle importancia y se quedó en el comedor, ya que la gente empezaba a animarse gracias a la cerveza. Empezaron a cantar, contar historias, relatos de viajes y demás, y Ragnar se quedó hasta bastante tarde. Aún así supo controlarse con el alcohol, y cuando el festejo se dió por terminado Ragnar golpeó la puerta del camarote de Aurea.

La puerta se abrió lentamente, Aurea, con rostro somnoliento miró a Ragnar.

- ¿Sí? -

El cuerpo de la joven elfa parece mucho menos amenazante sin la espada, las piezas metálicas y solo sobre su cuerpo piezas de seda.

- Nada... Siento despertarte. Solo quería ver si estabas bien... Y, bueno, tengo una duda... Creo que no quedan camarotes libres - Se rasca la nuca, comprometido - Ya se ha ido todo el mundo a dormir...

Aurea te mira sin comprender, se frota los ojos como si eso lograra hacer que te entienda mejor.

- ¿Qué no qué?

Parpadea varias veces intentando abrir los ojos, con un largo suspiro se hizo a un lado haciendo paso a Ragnar.

- Pasa... pasa... Pero no os acostumbreis.-

La joven se alejó de la puerta y se dirgió de nuevo a la cama dejándose caer pesadamente sobre ella, bostezando sonoramente. A su lado una pequeña caja de música abierta como si algún rato antes hubiera echo sonar una melodía.

- La proxima vez recordad en ir a buscar un camarote antes de ...-

Cierra los ojos.

- Quedaros hasta las tantas para luego despertarme....-

- Lo siento... - El Mago se sintió culpable en aquel momento - Buenas noches... - Mientras buscaba alguna silla o algo parecido dónde acomodarse. Frustrado acabó sentado en un rincón, arropado con su propia capa. Durante unos instantes miró la Luna a través de la ventana redonda, luego acomodó la cabeza y cerró los ojos.

Aurea mira de reojo a Ragnar, se da la vuelta para evitar verlo y sentirse culpable, aunque inconscientemente su cuerpo acaba pegado a la pared dejando hueco en la cama que no sabe si se rellenará o no. "Eso no significa nada..."

- Buenas noches Ragnar... -

Aurea cierra los ojos y se queda dormida

Ragnar despertó al día siguiente con dolor de espalda. Se levantó desperezá ndose, y tras aclararse los ojos sale de la habitación siquiera sin mirar si Aurea sigue en la cama, de camino al comedor.
- Tendré que apuntarme que no se debe dormir en la esquina de una habitación... - Mientras se adentra en el comedor. Viendo que no hay nadie deduce que ya la mañana ya está bastante avanzada, así que se apresura a comer algo y subir a la cubierta.