Llegada a Entrañas

El tabernero dejó la botella de Pinot Noir en la mesa junto con dos copas y se marchó por dónde vino.

- Al menos los conocisteis... Yo me crié en el horfanato, y mi maestro me adoptó. Aprendí magia con él... Y bueno, el resto ya lo sabéis. Me dedico a viajar. Viajar es mi vida, junto con la magia - Sirve dos copas mientras habla.

Aurea se quedó pensativa durante unos segundos.

- Se que no es lo mismo... -

La joven elfa soltó el mechón de pelo que tenía atrapado entre sus dedos. Aurea apartó la mirada observando detenidamente las dos copas de vino, hacía tanto tiempo que no probaba una de aquellas bebidas... Tanto tiempo de un lado a otro...

- ¿Y a dónde os dirigireis cuando hableis con la dama oscura? -

- Realmente no lo sé. Suelo ir a dónde me lleve el viento. Ahora que no tengo compañeros de viaje... - Suspira y da un trago a su copa. La mueve, mirando como el contenido da vueltas. Luego mira de reojo a Aurea - Vos hacia dónde vais a partir?

Aurea tomó con suavidad la copa entre sus dedos y se la llevó a la nariz olisqueando, como si se tratara de una orca joven, arrugando con suavidad la nariz antes de llevarse la copa hasta los labios, humedeciéndose la lengua antes de darle un pequeño sorbo a la copa.

- Realmente, tengo asuntos que atender en Orgrimmar. -

La joven dejó lentamente la copa nuevamente sobre la mesa echando el cuerpo hacia atrás, dejando caer la capucha, permitiendo escapar su larga cabellera.

- Asuntos que me urgirán cuando descanse un poco. Vengo desde la cima del trueno sin descanso. -

El Elfo de Sangre asintió leve con la cabeza mientras se servía otra copa.
- Entonces no os estorbaré mucho más tiempo... A no ser que necesitéis que alguien os acompañe. Si os asalta un grupo de la Alianza vais poder defenderos? No tenéis muchos musculos... - Le mira el brazo y lo tantea, intentando buscar algo de músculo - Seguro que podréis sostener la espada?

Su voz tiene algo de rintintín, como si se burlara de ella.

Aurea tensó el músculo del brazo con cuidado y cerró el puño ejerciendo fuerza, de pronto de la nada, casi de la nada su musculos se endurece con fuerza.

- ¿Qué decíais?-

La joven elfa sonríe con frialdad.

- ¿A caso me considerais una señorita necesitada? Hace muchos años que estoy viajando y mi espada no es precisamente un juguete de decoración.-

Aurea dejó de tensar el brazo y los músculos de su cuerpo se relajaron lentamente hasta recobrar su aspecto habitual.

- Aunque, seguro que sereis mejor compañero que el anterior. -

Se te queda mirando.

- O tal vez no...-

Murmura dubitativa.

Ragnar no pudo evitar soltar una carcajada.
- Entonces mejor no pregunto como era el anterior... - Coge la botella y hace un gesto, ofreciéndole - Viajaríais con un truhán como yo? No creo que os gustara la imágen que doy al lado de alguien como vos. Es más, seguro que arruinaría vuestra reputación.

Aurea niega suavemente al ofrecimiento de Ragnar, llevándose nuevamente la copa a los labios pensativa, midiendo cada una de las palabras que el joven le ha dicho.

- Ralmente no conozco la reputación que teneis ni tampoco me interesa. -

La joven dió nuevamente un sorbo vaciando la copa de vino, tendiéndola nuevamente a Ragnar que aún mantiene la botella entre las manos.

- Ya os dije que siquiera conozco vuestro apellido. Pero... -

Ella negó con suavidad.

- Vos sabreis. Solo os digo que el último rufián con el que estuve, tuve que responder por él ante las guardias de varias ciudades. Suerte, que me perdió la vista en entrañas.-

Aurea suspiró aliviada

- Conmigo no tendréis que responder ante nadie, de eso no hace falta que os preocupéis. Yo no tengo nada mejor que hacer, así que me gustaría acompañaros si a vos no os importa - Mientras deja la botella de nuevo en la mesa - Pero el que avisa no es traidor, no os prometo que no tengamos problemas - Le da un trago a la segunda copa y la deja sobre la mesa.

Aurea se llevó la copa a los labios nuevamente, escondiendo una leve sonrisa.

- Yo tampoco os lo prometo, es más, seguramente vos y yo tendremos más de un problema -

La joven dejó la copa vacía en la mesa, colocando una servilleta sobre ella para evitar que vuelvas a servirle.

- Entonces no os importa que viaje con vos? - La expresión del elfo cambia, parece sorprendido - Ya estoy acostumbrado a tener problemas... Pero siempre me he resuelto bastante bien, por eso sigo vivo.

- No es que me importe o me deje de importar. -

Aurea hizo un movimiento con la mano, quitándole importancia a la conversación.

- Todos somos libres de ir a donde queramos. -

La joven elfa echó su cuerpo con suavidad hacia delante apoyándo los brazos cruzados sobre la mesa y mirando de cerca a Ragnar.

- Vos podeis hacerlo lo que os venga en gana, pero, escojais lo que escojais, que no sea por temor a que la alianza la tome conmigo, porque precisamente eso es lo que espero que algún día ocurra.-

Los labios de Aurea se torcieron en una sonrisa fría e incluso peligrosa.

- Yo no tengo intención de entrar en conflictos con nadie. Tengo mis propios planes, y estos no tienen nada que ver con la Horda, ni la Alianza. Digamos que le hago favores a la Horda hasta que llegue el momento en el que tome mi propio camino... - Saca de un bolsillo una pequeña piedra ovalada con un símbolo pintado en una de las caras lisas, y empieza a juguetear con ella - Pero no me considero leal, ni nada que se le aproxime.

- ¿Entonces tomareis la misma dirección que yo? -

Aurea cerró los ojos durante unos segundos, entrecruzando las manos sobre la mesa. Durante unos segundos se queda así observando como gira la pequeña piedra entre tus dedos, absorta en sus propios pensamientos, pero ladea la cabeza intentando volver a la realidad.

- ¿Hacia orgrimmar? -

- Supongo que si, si es ahí dónde vais. Pero te aviso... Si vamos a ser compañeros de viaje no quiero tanta educación. Me mata hablar de vos, y todas esas formalidades... - Se queda mirando la runa, pensativo. La vista del Mago pareció perderse en la runa durante unos segundos, pero enseguida levantó la vista de la misma, mirándola y sonriendo leve.

- No creo que haya la suficiente... como decirlo... mmm "amistad" como para tutearnos. ¿No creeis? -

Aurea se levantó lentamente de la silla atando nuevamente la vaina de la espada a uno de los cinturones que colgaban de sus insinuantes caderas.

- Como quieras... Pero no esperes que te hable así, no va conmigo. Hasta ahora solo lo he hecho por educación - Guarda la runa en el bolsillo del que la sacó - Partimos ya?

Aurea te mira divertida, como si en tus palabras hubiera algún tipo de juego.

- ¿Ya habeis hablado con la dama oscura? ¿O solo era una treta para acercaros a mí?-

Sus labios se tuercen en una sonrisa leve.

- Yo debería marchar ya. -

Mira la luz a través de la ventana con un rápido movimiento ajustándose la capa sobre los hombros.

- Me esperan en Orgrimmar -

- Oh, cierto... - Saca un sobre con el sello de Lor'Themar Theron y se queda mirándolo unos instantes, y luego vuelve a mirarla - Olvidada esto... No puedes esperarme? Tardaré dos minutos en entregarlo.

- Iré a por mi montura mientras... -

Suspira negando con suavidad, abandonado la taberna sin siquiera decirte adios.

- Estos elfos de hoy en día... -

La joven elfa se dirige hasta el pequeño establo no muy lejos del lugar, donde paga unas monedas al no-muerto que se encarga de espantar a los animales con su sola presencia.
Acaricia con suavidad el plumaje del Zancudo (Sí, el rosita y lila ese tan mono) el cual parece agradecido de que lo saquen de ese lugar.

- Parece que vamos a tener compañía a partir de ahora... -

El joven Mago bajó hasta el Apothecarium, dónde esperaba la Dama Oscura. Ni siquiera se paró a llevar el mensaje él mismo, lo entregó a los guardias y se apresuró a subir de nuevo, hacia el establo. El Elfo se adentró en el mismo mirando a su alrededor, buscando a Aurea.

Aurea se encontraba al otro lado del establo, acariciando el plumaje de su montura la cual frotaba el pico contra uno de los brazos desnudos de la joven.
Parece no darse cuenta de la presencia del elfo pues sigue sonriendo, cosa que no la has visto ver en las horas que se han conocido.

- Ya verás... Si todo sale bien... Cuando lleguemos a Orgrimmar...-

La joven se voltea con brusquedad al escuchar los pasos de Ragnar, su rostro parece congelarse en una sonrisa fría nuevamente.

- ¿Ya habeis terminado? -

- Si, he terminado - Mientras alza las manos, que empiezan a brillar con un fulgor azul extraño - Ala dath, shari'adune - Ante los ojos de Aurea aparece un corcel negro con silla de montar, que tras alzar las patas delanteras encabritado es montado por Ragnar, que la mira desde la montura - Estás lista para partir?

Aurea se monta encima del zancudo de un salto, tirando de las riendas de la criaturas.

- Siempre estoy lista. -

En la mirada de la joven se ve un brillo extraño, no sabes describirlo, ¿Diversión? ¿Entretenimiento?... La joven movió con suavidad las riendas del ave que comenzó a corretear por el pasillo del establo hacia la "calle" de los no-muertos.

- Vamos elfo -

- Este Elfo tiene nombre... - Sacude las riendas haciendo que su caballo ande - Nos vemos en la torre de los dirigibles! - El caballo hecha a correr sin esperar a nadie mientras Ragnar se ríe.