Llegada a Entrañas

Aurea se encuentra en la cubierta, sentada en el borde, observando el agua bajo ellos con la mirada absorta, acaricia con suavidad la mochila que tiene apoyada sobre sus piernas como si fuera un tesoro.

Ragnar se acerca a Aurea y se apoya en la barandilla, mirando al agua también.
- Buenos dias... - Se despereza de nuevo, y hace una mueca de dolor cuando cruje su espalda.

Aurea te mira de reojo y luego la aparta de nuevo hacia el agua...

- No deberiais haber dormido en el suelo....-

La joven saltó de nuevo hacia el interior del zepelin y lentamente se acercó a Ragnar, sus manos se posaron con suavidad sobre las mejillas del elfo y una luz azulada comienza a recorrer su cuerpo lentamente sanando los dolores de espalda de Ragnar.

- No hace falta que me lo agradezcais -

Aurea dio unos pasos apartándose cargándose en la espalda la mochila.

- Gracias... - Se llevo la mano a la mejilla mientras la miraba alejarse. Podía ser que le hubiese dado verguenza que le pusiera las manos en las mejillas? Ni siquiera él mismo podía creerlo. La soledad le estaba pasando factura... Quizá ya llevaba demasiado tiempo solo. De todas maneras prefirió no darle importancia al asunto y se puso a meditar su hora diaria para controlar la sed arcana.

Aurea sonrie leve mientras se aleja desapareciendo bajo la trampilla hacia la parte inferior del zepelin, llegó hasta el pequeño e improvisado establo donde esperaba ansioso el zancudo su ración de comida. Sacó algo del desayuno de una servilleta y se lo tendió al animal el cual lo devoró ansioso. Tras esto sacó un pequeño terrón de azucar que se lo dejó caer en el interior de la boca.
Este hizo un graznido de alegría al sentir el sabor del dulzor en su lengua, Aurea le acarició el plumaje.

- Seguro que tienes ganas de ver a Tol-kae ¿Verdad?.-

Aurea se sentó al lado del zancudo el cual alargaba su pico hasta frotarlo contra el pelo de la elfa, esta con mano lenta la caja de música a la cual dió cuerda lentamente, una dulce melodía rodeó el lugar.
La joven elfa sonrió.

Tras terminar la hora diaria de meditación volvió a salir del camarote de camino hacia la cubierta de nuevo. A pesar de ir leyendo un libro de conjuros va esquivando a la gente que va pasando hasta que llega a cubierta y se sienta en la proa, con los pies colgando mientras sigue estudiando.

Aurea observó como la cuerda de la caja de música terminó de sonar la guardó nuevamente y salió hacia la proa nuevamente, se estaba cansando de estar allí, deseaba salir.
Caminó hasta Ragnar y observó el libro que éste estaba leyendo por encima de su hombro, luego miró de nuevo el agua y cerró los ojos.

- Al final no llegaré a tiempo... -

Susurró...

- No te preocupes por eso, seguro que llegas - Sin apartar la vista del libro de conjuros. Pasa a la página siguiente, y solo se ven más y más símbolos incomprensibles. Cuando Ragnar lee un par de frases en voz alta y dispara una bola de fuego hacia el agua que tiene debajo hace una mueca de alegría, como si estuviera satisfecho.

Aurea da un salto hacia atrás al ver la bola de fuego sobrevolar hasta el mar.

- ¿Estais loco? !No probaría esas cosas en un armatoste de madera!

La joven elfa mira el vapor que aún sale del mar arqueando una ceja...

Ragnar miró a la joven divertido.
- Sé de estas cosas... Es más, podría prender el dirigible entero si quisiera. Solo estoy practicando conjuros para novatos para no perder la práctica. El Ignan es difícil, y tengo que repasarlo continuamente por que se me olvida.
Después devolvió la vista al libro, y siguió pronunciando palabras extrañas.

- Claro...-

Aurea miró aburrida el libro de Ragnar y se apartó de él. Comenzaba a asfixiarse allí. Caminaba de un lado a otro de la proa sin descanso...
Miraba al resto de tripulantes pero nada cambiaba... la monotonía de estar allí encerrada...
Se sentó apoyada en uno de los bordes y cerró los ojos lentamente.

Ragnar cerró el libro y lo guardó en la bolsa del cinto que solía llevar para tener a mano los libros de conjuros. Tras guardarlo utiliza su bastón de madera para apoyarse en él y levantarse. Tras mantenerse dudoso unos instantes se acerca a Aurea.
- Oye, Aurea... Puedo pedirte un favor? - La miraba casi dudando que fuera a tomarle en serio.

Aurea abre un ojo y te mira inquisitiva, luego lo vuelve a cerrar cruzándose de brazos sentada en el suelo.

- Depende... Mientras no me useis como diana para esos hechizos...-

Aurea sonríe fría.

- Necesito que me ayudes... A aprender a empuñar una espada - La mira, esperando su reacción.
Realmente nunca había sabido manejarse con una espada, siempre había usado bastones o a lo sumo dagas, y lo estuvo meditando. Saber utilizar una espada, aunque luego no llevara una, quizá le fuese de utilidad en el futuro.

Aurea abre los ojos de golpe y suelta una carcajada como si tu petición fuera una gran broma, se lleva la mano a la cara y aparta con cuidado un mechón de pelo.

- Perdonad... no quería reirme... Esque no os veo levantando una espada. !Parece que no tengais fuerza en esos brazos! Igualmente eso es algo que no se aprende de un día a otro y además... nunca podreis ser tan bueno como yo. Lo sabeis ¿Verdad?-

La joven elfa se levanta pesadamente como si la conversación la hubiera animado.

- Cuando lleguemos a Orgrimmar pasaremos por Una herreria y adquiriremos las armas para comenzar vuestro entrenamiento, aunque quisierais no podríais levantar a mi amada "LightDeath" -

Acaricia la empuñadura de la espada mientras se voltea hacia él y lo mira de reojo.

- E iremos a visitar a Tol-kae... para que termine de prepararos.-

El Elfo se cruzó de brazos, casi enfurruñado.
- Fardar se te da bien... Aprendo rápido. Además, no tengo intención de llevar algo tan grande como eso - Refiriéndose al espadón que llevaba ella - Quiero aprender una técnica diferente... Quiero poder usar también un báculo. Una cosa en cada mano, necesito una espada más ligera. Y que no te engañen estos brazos de rata de biblioteca... Puedo levantar tu espada de sobra. Y deja de hablarme como si fuera importante, quieres? Me pones de los nervios.

Aurea desata la vaina de su espada con un leve tirón de uno de los cordeles que la atan a sus cinturones y se la tiende con una mano a Ragnar.

- Veamos si es verdad que podeis con LightDeath -

Aurea da un paso hacia atrás poniéndose a una distancia de seguridad.

- Y os llamaré como a mi me sea más cómodo, soy libre de mantener la educación que se me ha dado desde un principio, no es mi culpa que vos seais un maleducado-

Refunfuña.

Ragnar toma la espada, y aunque tiene que hacer un esfuerzo bastante grande logra levantarla y apoyársela en el hombro.
- Este trasto pesa demasiado... Necesito poder usar las manos para lanzar conjuros, y dudo que pudiese cargar con algo así mucho tiempo.

- ¿Veis? -

Aurea te la quita de las manos y comienza a hacer filigranas con ella, haciéndola girar entre sus manos y a los lados de su cuerpo hasta detenerla nuevamente en su vaina.

- Cuando lleguemos a Orgrimmar buscaremos una que se adapte a vos.-

La joven elfa vuelve a atarse la vaina al cinturón el cual hace un extraño sonido al partirse en dos, la vaina cae sonoramente al suelo O_o

- Mi cinturón!!!-

Aurea gruñé recogiendo el resto de cinturón y la vaina de la espada Y_Y

- Malditas baratijas... Eso me pasa por haberlo comprado en la parte baja de la ciudad...-

Ragnar se cruzó de brazos mirándola.
- Las florituras no sirven para nada si luego vas perdiendo el equipo... - Rió leve - Pensaba que te burlarías de mí y no accederías a enseñarme por lo que te dije...

Aurea mira el cinturón echo polvo y se ata la vaina al siguiente d elos cinturones que cuelgan de sus caderas.

- Digamos... que tengo la mala costumbre de no poder negarme a ayudar a alguien, fue algo que aprendí a bastonazos limpios que dejaron marca en mí.-

La joven elfa observa como la vaina se mantiene en su lugar sin romper el siguiente cinturón, enrollando el roto lo mete en la mochila con un chasquido de disgusto.

- Además, el echo de que me pidais ayuda significa que os habeis dado cuenta de mi potencial con las armas -

- De tu potencial, de tu potencial... Ni que fueses maestra de armas, o algo parecido - Bromea - Mejor que yo seguro que sabes manejarte... Y la verdad es que me gustaría aprender a defenderme en condiciones, por que algún día llegará un momento que no podré depender solamente de mi magia.

Tras la conversación con Ragnar, Aurea volvió al camarote, se encontraba agobiada en aquel zepelin y le daba la sensación de que se estaba asfixiando, aunque a la hora de la comida si que bajó a las cocinas, no repitió la operación por la noche, antes de que llamaran a las cocinas había pedido algo de comer que se llevó hasta el camarote donde se metió.
Durante largo y tendido tiempo estuvo escuchando la melodía de su caja de música, mientras picoteaba la comida y escribía algo en un pequeño libro de hojas amarillentas.
Obeservó de reojo la espada que descansaba sobre el lecho y suspiró.

- Espero que todo salga bien... -

Ya que Aurea se retiró al camarote Ragnar se dedicó a seguir estudiando y en las horas de las comidas volvió a compartir historias de viaje en el comedor. Aún así, esa noche golpeó la puerta del camarote pronto para no despertar a Aurea. Estaba cansado y no quería volver a molestarla a altas horas de la noche.

Aurea se levantó del suelo con gesto abatido, su plato ya estaba totalmente vacío pero le había vuelto a dar cuerda a la cajita de música. Guardó su librito en la mochila y se apresuró a abrir la puerta, para luego volverse hasta la cama y sentarse en ella.